La desaparecida iglesia de Belén, icono de la amistad entre alemanes y checos, vueve a nacer de sus ruinas en forma de monumentales «nervios de acero», gracias al excelente trabajo del artista conceptual español Juan Garaizabal, que devuelve de esta manera a Berlín un parte de su memoria urbana.
Este templo religioso, erigido entre 1733 y 1735, supuso hasta 1943, año en que quedó gravemente dañado por los bombardeos, un hito de la generosidad del emperador Federico Guillermo I, que se la regaló a los refugiados bohemios que tuvieron que dejar su patria por motivos religiosos y hallaron en la capital alemana un nuevo hogar que les acogió de forma calurosa.
En 1963, en todavía tiempos de un Berlín dividido en dos partes, las ruinas de la iglesia de Belén fueron derruidas por las autoridades para albergar parte de las instalaciones del famosos paso fronterizo de Checkpoint Charlie en el muro de Berlín.