A finales de 1989, cayó el muro de Berlín, y la ciudad alemana cambió radicalmente con el paso de los años. Hoy en día , la capital alemana está empezando a agobiarse por la gran cantidad de turismo y extranjeros que atrae su notable cultura, su arquitectura, sus clubs, bares y restaurantes de vanguardia, su historia, su noche y otros tantos encantos que están provocando que varios barrios tradicionalmente populares de la ciudad germana se transformen en un lugar demasiado caro para sus residentes originales. Este fenómeno suele ocurrir en las grandes urbes del mundo.
En los últimos tiempos, los visitantes que llegan a la capital de Alemania pueden ver una curiosa pegatina con un corazón tachado entre la palabra ‘Berlin’ y la palabra ‘tú’. El lema ‘Berlín no te quiere’, viene a decir el adhesivo, es interpretado por varios como una campaña anti-turista. Se trata de un grito a la conservación de un espíritu que el turismo de fin de semana, los estudiantes de Erasmus y extranjeros atraídos por Berlín están destruyendo. Se quiere conservar el Berlín original.
De esta forma, recientemente se ha creado un movimiento en la ciudad alemana que arremete contra lo que se conoce como ‘gentrificación’ (del inglés ‘gentry’, que significa alta burguesía). Luchan contra el proceso de aburguesamiento y consiguiente encarecimiento que afecta a grandes ciudaes europeas, como Londres, París, Roma, Madrid (en el barrio de Lavapiés) o Barcelona (en la zona de Poble Sec y Poblenou).