La Bienal de Berlín cumple su 8ª edición apostando por nombres consagrados y huyendo de los espacios destartalados de la capital alaemana. Se trata de una reflexión sobre la idea de territorio que puede verse hasta el próximo 3 de agosto.
En esta ocasión, se han evitado los espacios destartalados que han albergado durante años una manera muy berlinesa de hacer exposiciones, un estilo que perfilaron Of Mice and Men de Gioni, Cattelan y Subotnik en 2006 y What is waiting out there de Katrin Rohmberg en 2010.
Esta Bienal de Berlína se centra en la noción de territorio, y se derrama hacia el oeste de la capital germana, no sólo evitando los tópicos asociados al Berlín del Este sino también poniendo de relieve los movimientos demográficos y urbanísticos que se fueron consolidando en los siglos XIX y XX.
Los desplazamientos derivados de la expansión imperialista y la manera en que inciden las contingencias territoriales en e discurrir cotidiano son otros temas centrales de esta Bienal de Arte.
Kunst Werke, en el corazón de Mitte, se mantiene como sede oficial y bandera institucional de la Bienal, y uno se dirige a este lugar casi por inercia para comenzar el recorrido.
Como sucede con la rotonda del Pabellón Italia de los Giardini venecianos o en la del Museum Friedicianum en la Documenta de Kassel, su planta baja suele ser el sitio en el que los sucesivos responsables artísticos de la Bienal de Berlín descubren as claves de sus proyectos. Sin embargo, en esta edición, KW casi guarda secretos, no tiene la intensidad de otras ocasiones y presenta una relevancia sólo tangencial pese a los trabajos de Irene Kopelman y Shilpa Gupta que son de lo mejor de la Bienal de Berlín.
Por último, hay que visitar el Museum Dahlem. Ubicado en una zona residencial del suroeste de la ciudad, es un complejo que acoge el Museo Etnográfico y las colecciones de arte no europeo amasadas durante años por Alemania. Una treintena de artistas exhibe sus trabajos en salas independientes dentro del museo, si bien no trenzan una relación directa con las soberbias colecciones de arte africano, asiático o mesoamericano.
Foto vía El Cultural