«Obediencia», una magnífica exposición en el Museo Judío de Berlín

Paredes ensuciadas de rojo sangre, una oveja conservada en líquido, varios instrumentos para maniatar y un cuarto cubierto de plumas son varias de las atrayentes imágenes a las que apela el Museo Judío de Berlín en su flamante exposición, «Obediencia».

Esta muestra aborda al origen común del cristianismo, el judaísmo y el islam tras el duro sacrificio que mandó Dios a Abraham de su hijo Isaac. Un acontecimiento decisivo en la historia de las religiones.

Obediencia

La puesta en escena ha sido obra  del cineasta británico Peter Greenaway, un reputado maestro de los efectos visuales. Sin embargo, Greenaway ha optado pasar más a un segundo plano y dejar que su esposa, la directora neerlandesa de ópera Saskia Boddeke, sea la encargada de  este torrente de imágenes en el Museo Judío de Berlín.

La obediencia y la sumisión son una constante en las tres religiones monoteístas, o al menos así lo interpretan Greenaway y Boddeke. Para el patriarca Abraham, esto supuso que debía sacrificar a su hijo Isaac pues  Dios así lo quería.

Al comienzo del recorrido de esta muestra se proyectan en una pared imágenes de niños y jóvenes que dicen «I am Isaac» («Soy Isaac») o «I am Ishmael» («Soy Ismael»). Su finalidad es provocar una identificación con los hijos de Abraham y demostrar que, al final, los niños son los que terminan padeciendo  las consecuencias de la obediencia de los mayores.

Boddeke y  Greenaway han creado una mezcla de espectáculo cinematográfico y museo de cera. Cuchillos y un chorro de agua que gotea son puestos en escena al mismo tiempo que lápidas y la Torá, el libro sagrado de los judíos, ovejas de papel maché y la oveja negra con cuernos dorados del artista británico Damien Hirst.

Además,  cada sala es presentada con una frase, desde el «Golden Room» («Salón dorado»), con ediciones históricas de la Biblia y el Corán, hasta el cuarto cubierto de plumas de ángeles o el «Salón del diablo», donde los guijarros en el suelo representan la lapidación de Satanás durante la peregrinación a la Meca.

Por último,  en la sala dedicado al  cristianismo,  hay colgadas 140 cruces, la copia de una pintura de Caravaggio se proyecta mediante el llamado videomapping sobre una superficie con un efecto asombroso. Al igual que en las películas de Greenaway, la exposición no apuesta por que las historias puedan entenderse de manera racional, sino por el poder de las imágenes.

Foto vía National Geographic en Español

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