En Unter dern Liden se encuentra la Pariser Platz que merece la pena visitar. La Puerta de Brandeburgo monta guardia frente a este elegante plaza berlinesa, que quedó totalmente arrasada durante la Segunda Guerra Mundial y que pasó en la Guerra Fría en el Este, atrapada a la sombra del Muro de Berlín.
Hoy en día, en cambio, se ha convertido en la zona más cara de la capital de Alemania, con embajadas, bancos y un hotel de lujo, a lo que han contribuido célebres arquitectos de fama internacional.
De California vino, por ejemplo, el deconstructivista Franz Gehry, autor de una gran obra en el DZ Bank, en el número 3, una carga de efecto para la vista uan vez se atraviesan las pesadas puertas.
Solo se puede llegar al vestíbulo, pero ya basta para apreciar el enorme atrio con su escultura de formas libres que recuerda vagamente un pez, pero que en realidad es una sala de conferencias.
Justo al lado, la más reciente incorporación a Pariser Platz es la nueva embajada de Estados Unidos de Norteamérica, obra de los colegas de Gehry en Los Angeles, Moore Ruble Yudell. Se abrió en julio de 2008.
Por otro lado, el único edificio de Pariser Platz con fachada de cristal es la Akademie der Künste (Academia de las Artes), ubicada en el número 4 y diseñada por Günter Behnisch. Se trata de una de las instituciones culturales más antiguas de la ciudad, fundada por el rey Federico I em 1696 como Academia de las Artes de Prusia. Ofrece lecturas, conferencias, talleres y exposiciones.
Junto a la Academia se halla el venerable Hotel Adlon, el lugar de encuentro más elegante de Berlín, donde se filmó en 1932 la películ Grand Hotel, con aquel célebre «Quiero estar sola» de Greta Garbo en su papel de bailarina rusa venida a menos. Hoy en día el establecimento se llama Adlon Kempinski y es una réplica fiel del original de 1907.