Durante décadas metáfora de una capital desgarrada, después de la Reunificación alemana esta plaza ha concentrado el deseo alemán de alejar los fantasmas y demostrar que la historia nunca acaba. La Potsdamer Platz ha sido objeto de una realización arquitectónica y artística sin precedentes en la historia del urbanismo del siglo XX, en un esfuerzo por devolverle su antiguo carácter de principal polo de atracción de la ciudad de Berlín.
El origen de esta plaza se remonta a 1838. En los años 20 del siglo XX se había convertido en el corazón de la metrópoli más vital y transgesora de Europa. Albergaba los hoteles más lujosos, los cafés literarios más animados, los comercios más elititas y los cabarets más famosos. Incluso se instaló el primer semáforo del mundo, hoy el único vestigio de la antigua grandez de la plaza tras la reconstrucción.