Desplazarse por Berlín

Berlín cuenta con una red de transportes públicos digna de una capital. El Metro, casi todo subterráneo, recorre gran parte del centro urbano y se extiende también a la periferia; el servicio arranca a las 4.00 horas y termina a las 0.30 horas. Durante los fines de semana, algunas líneas abren 24 horas.

Por otro lado, el ferrocarril urbano es un Metro casi todo de superficie, más veloz y cubre recorridos más largos. Igual de eficaz es la red de autobuses que circurlan a lo largo de 20 horas al día. Los tranvías funcionan las 24 horas del día.

Por su parte, los taxis son muy numerosos, de inconfundible color crema, y se cogen sobre la marcha o bien en las paradas de taxi. Otra posibilidad son los velo-taxis, ideales para desplazamientos cortos, unos vehículos de tres ruedas para el transporte de dos pasajeros.

Si se va a moverse por Berlín con coche propio se debe tener presente que la circulación es intensa, aunque fluida gracias a la amplitud de las avenidas y a los carriles de preferencia para el transporte público.

Sin embargo, en el caso de visitas turísticas, se desaconseja utilizar el coche, ya que casi toda la ciudad es zona de estacionamiento vigilado: en superficie, el mejor horario es durante el día de lunes a sábado a mediodía; los aparcamientos subterráneos son todos de pago, pero no excesivamente caros.

A la entrada de la ciudad se indica la disponabilidad de plazas libres en los aparcamientos subterráneos; hay espacios reservados no sólo para discapacitados sino para las madres con niños; encontrar aparcamiento no es nada fácil.

Por último, casi  todo Berlín dispone de carril-bici, por lo que se aconseja desplazarse en bicicleta; los carriles-bici están señalados con carteles o banda de color y es un medio muy común entre los habitantes de la capital alemana.

Foto vía La Huella

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