Ciudad de faraónicos proyectos arquitectónicos, de excepcionales museos, de intensa vida cultural y noctuna, de notable historia, la nueva capital alemana ofrece también rincones naturales de gran belleza y tranquilidad. El turista puede sacar mucho jugo de su visita a Berlín.
Si se quiere imitar a los berlineses los domingos en la incesante búsqueda del «Lebensraum» (espacio vital), no hay más que acercarse hasta alguno de los numerosos y amplias parques que jalonan la ciudad germana o las vastas y preciosas zonas verdes, prácticamente sin contaminación, que la bordean.
Casi un tercio del territorrio de Berlín esta formado por bosques y lagos, unidos entre sí por una tupida red de ríos y canales. Así, la capital alemana puede presumir de tener más puentes que Venecia (538).